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Forum Saradas  |  Female Muscle Art - Female Muscle Fiction  |  Muscular Women Fiction  |  El efecto VG-11: La historia de una chica misteriosa
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Author Topic: El efecto VG-11: La historia de una chica misteriosa  (Read 798 times)

Offline D.Gladio

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El efecto VG-11: La historia de una chica misteriosa
« on: April 30, 2023, 09:31:58 pm »
Buenas a todos. Hace tiemop qué he querido escribir una historia. Pero como mi inglés no es muy bueno. Entonces decidí escrirla en español. Espero que a quienes no les moleste usar el traductor, le guste. Soy nuevo así que no sé cómo manejarlo pero espero que les agrade.
Las historia tiene la sinopsis de una chica misteriosa con amnesia qué es encontrada perdida. Con el paso del tiempo recuperará sus recuerdos y notará cambios en su cuerpo, dando lugar a una historia oculta. Esta historia contiene transformación lenta y progresiva, aumento de altura, rejuvenecimiento, fuerza ligaremente sobrehumana. También incluiré más de un personajes femenino. Les dejaré el Prólogo y el capítulo 1 para que se vayan orientando. Cualquier sugerencia o pregunta, estaré encantado de responder. Gracias

Prólogo

Dos hombres entraron en la sala de observación, donde una chica yacía inconsciente en una camilla. Estaba conectada a varios monitores que mostraban sus signos vitales. El científico se acercó a la pantalla que indicaba el nivel de VG-11 en su sangre.

-¿Qué tal va el experimento? - preguntó quien parecia ser el supervisor del lugar, con curiosidad.

-Muy bien, muy bien - respondió el científico con entusiasmo -. Como puede ver, el compuesto ha penetrado en todas las células de su cuerpo. Estamos a punto de presenciar un avance histórico en la biotecnología.

-¿Y qué efectos tiene el VG-11? - inquirió.

-Es increíble. El VG-11 es capaz de reprogramar el ADN de cualquier organismo vivo, dotándolo de nuevas capacidades y características. En teoría, podríamos crear cualquier tipo de ser humano que quisiéramos.

-¿Y qué tipo de ser humano ha creado usted con esta chica? - preguntó el hombre con cierto recelo.

-Bueno, según los datos preliminares, el VG-11 aumenta las capacidades físicas del sujeto de forma exponencial - explicó el científico -. La fuerza, la velocidad, la resistencia, la agilidad, los reflejos. Además, el compuesto estimula el cerebro, mejorando la memoria, la inteligencia, la creatividad y las habilidades sociales.

-¿Y no hay ningún efecto secundario? - preguntó el profesor con escepticismo.

-Por supuesto que no, señor. El VG-11 es totalmente seguro y compatible con el organismo humano. No hay riesgo de rechazo, mutación o degeneración. Es el producto de años de investigación y ensayos.

-¿Y cómo se siente la chica? -.

-No lo sé. La chica está en estado de coma inducido desde que le inyectamos el compuesto. Es una medida de precaución para evitar que se despierte antes de tiempo y se asuste o se altere. Pero no se preocupe, pronto la despertaremos y podremos comprobar los resultados del experimento.

-¿Cuándo será eso? -.

-En cualquier momento. Solo tenemos que esperar a que el nivel de VG-11 en su sangre alcance el punto óptimo. Según mis cálculos, eso ocurrirá en unos minutos.

El científico y el supervisor observaron atentamente la pantalla que mostraba el nivel de VG-11 en la sangre de la chica. El indicador se acercaba al punto óptimo, marcado con una línea verde. El científico sonrió con satisfacción.

-Estamos a punto de lograrlo, jefe. Solo unos segundos más y podremos despertar a la chica y ver los efectos del VG-11.

-Espero que tenga razón, doctor. Esto podría ser el descubrimiento del siglo - dijo el superio con expectación.

De repente, una alarma sonó en la sala. Los monitores que medían los signos vitales de la chica se volvieron rojos y empezaron a emitir un pitido estridente. Ambos hombres se sobresaltaron y miraron con horror lo que ocurría.

¡No puede ser! ¡La chica está sufriendo un paro cardio respiratorio! - exclamó el científico.

-¡Rápido, llame al personal médico! ¡Hay que salvarla! - gritó su jefe.

-¡No hay tiempo, señor! ¡La chica está muerta! - dijo el científico con desesperación.

¿Qué? ¿Cómo ha podido pasar esto? ¿Qué ha fallado? - preguntó el superior con incredulidad.

-No lo sé, señor. No lo sé. Todo iba bien hasta que el nivel de VG-11 se disparó por encima del punto óptimo. Debe de haber sido una sobredosis. El compuesto ha debido de sobrecargar su organismo y provocarle un fallo multiorgánico - explicó el científico con angustia.

-¿Una sobredosis? ¿Pero cómo es posible? ¿No había calculado usted la dosis adecuada? -

-Sí, sí, lo había hecho. Pero algo ha debido de salir mal. Tal vez hubo un error en el sistema de inyección, o una reacción imprevista del compuesto con el ADN de la chica. No lo sé, profesor. No lo sé -

-Esto es un desastre, doctor. Un desastre absoluto. Hemos perdido a la chica y al proyecto. ¿Qué vamos a hacer ahora? - preguntó molesto.

-No hay nada que hacer. Solo queda cancelar el proyecto y deshacernos del cadáver - dijo el científico con resignación.

-Tendremos que deshacernos del proyecto y de la evidencia. Llame al equipo de limpieza. Debemos dejar las instalaciones también.

Capítulo 1:
En una noche de lluvia torrencial, solo se dislumbraba la luz de un automóvil recorriendo la carretera.
-Gracias por llevarme hasta  casa, Tom. Parece que el arreglo de mi camioneta tomará más tiempo de lo que dijo el mecánico.

-No voy a decir que no me molesta, porque la verdad es que sí. Pero tu trabajo de enfermera es más importante para los pacientes.

-Oh… que bonito de tu parte. Sabía que eras fácil de manipular, pero no esperaba que tanto.

-Muy graciosa, para la próxima tú… -
Sin poder terminar la frase, Tom pudo ver la figura de una joven haciendo señas para pedir ayuda.

-Samanta… ¿ves lo que yo veo?-

-Si, idiota. Date prisa y acércate que necesita ayuda-Le contestó junto con un pequeño golpe en el hombro para que se diese prisa.

Tom es lugar de responderle, prefirió no perder tiempo y acercarse a la joven que se encontraba empapada por la lluvia. Una vez frente a ella, el hombre bajó encontrarse con ella.
Una vez cara a cara pudo ver mejor a la muchacha. Tenía un aspecto bastante débil y delgado como si no hubiese comido en bastante tiempo, sin mencionar que se encontraba solamente vestida con lo que parecía un camisolín de hospital. Además parecía haber vagado bajo la tormenta un rato, ya que se encontraba mojada y llena de barro.

Antes de mediar palabra, Tom primero la cubrió con su impermeable y la llevó adentro de auto. A lo que la joven no puso ninguna resistencia y lo acompañó. Y todos adentro fue Samanta la primera en preguntarle.

-¿Como estás? ¿Que hacías bajo la lluvia?- Sin embargo la desconocida se encontraba en un estado catatónico que le impedía responder.

-Luego tendremos tiempos para las preguntas, primero hay que regresar al hospital-. Interrumpió Tom.

Así de una maniobra rápida, dieron la vuelta para regresar al hospital donde podrían atender a la muchacha. Una vez en él, Sam se ocupó se llamar al personal del lugar y escoltarla dentro. Ante esto a Tom no le quedó más opción que sentarse en la sala de espera el tiempo necesario. Aún así, antes de que se diera cuenta, cayó dormido en uno de los asientos de la sala. Había pasado toda la noche allí, esperando noticias de la chica que habían encontrado en la carretera. No sabía nada de ella, solo que estaba perdida y desorientada.

De pronto, sintió que alguien le tocaba el hombro y lo sacudía suavemente. Abrió los ojos y vio a Sam frente a él, con su uniforme de enfermera y una sonrisa cansada.

-Despierta dormilón ¿estabas soñando conmigo?- le dijo Sam con tono burlón.

-¿Qué pasa? ¿Pasó algo con la chica? - preguntó Tom incorporándose.

-Está estable, pero aún perdida. También le hicieron unos análisis dentales y descubrieron algo sorprendente.

-¿Qué cosa?

-Resulta que tiene 22 años. Eso dijo ella. Los exámenes dentales así lo confirman.

-¿Qué? ¿Cómo es posible? Parece más joven.

-Lo sé, es increíble. Parece que sufrió una severa desnutrición y eso afectó su desarrollo. Su cuerpo no creció ni maduró como debía.

-Pobrecita… ¿Y qué vamos a hacer con ella? ¿Tiene familia o amigos?

-No lo sabemos. No tiene ningún documento ni recuerda nada de su pasado. Tiene amnesia.

-Vaya… Es una situación complicada.

-Sí, lo es. Por eso te quiero proponer algo. ¿Por qué no la llevas a tu casa cuando salga del hospital?

-¿A mi casa? ¿Estás loca?

-No, escúchame. Ella necesita un lugar donde quedarse mientras se recupera y recobra la memoria. El hospital no puede tenerla mucho tiempo, porque técnicamente no está enferma o herida. Tú tienes espacio de sobra y eres una buena persona. Podrías cuidarla y ayudarla.

-Sam, no sé si es buena idea. Podría parecer raro que yo, un hombre soltero de 29 años, me lleve a una chica desconocida, en ese estado, a mi casa de repente. ¿Qué dirán los vecinos? ¿Y si piensan que soy un pervertido o algo así?

-No seas paranoico. Nadie va a pensar eso. Además, yo te puedo respaldar. Soy tu amiga y trabajo en el hospital. Puedo decir que ella es una paciente mía y que te la confío por razones médicas.

-Aún así… No sé si me siento cómodo con esto.

-Por favor, Tom. Piensa en ella. Necesita un hogar y alguien que la apoye. Tú puedes ser esa persona. Sé que tienes un gran corazón y que te compadeces de su situación.
 
Sam lo miró con ojos suplicantes y le tomó las manos entre las suyas.

- Por favor, Tom. Hazlo por mí - le dijo con voz dulce.

Tom se quedó pensativo unos segundos, mirando el rostro de Sam. Era su amiga desde hacía años y sabía que era una buena persona. También sentía lástima por la chica que habían encontrado. Tal vez Sam tenía razón y él podía hacer algo por ella.

Suspiró y asintió con la cabeza.

Está bien - dijo finalmente - La llevaré a mi casa cuando salga del hospital.
Sam sonrió ampliamente y lo abrazó.

Gracias, Tom. Eres un ángel - le dijo al oído.
Tom correspondió al abrazo con cierta incomodidad. No estaba seguro de haber tomado la decisión correcta, pero esperaba que todo saliera bien.

Después de que Sam convenció a Tom de llevarse a Carol a su casa, lo llevó a la habitación donde estaba la chica. Era una sala pequeña y blanca, con una cama, un armario y una ventana. La chica estaba acostada en la cama, con una venda en la cabeza y un suero en el brazo. Tenía el rostro pálido y los ojos cerrados.

-Aquí está - le dijo Sam a Tom en voz baja - Está dormida. Los médicos le dieron unos sedantes para que descanse.

-¿Cómo se llama? - preguntó Tom.

-Carol. Eso es lo único que recuerda de sí misma.

-¿Carol? Es un nombre bonito.

-Sí, lo es. Ven, vamos a acercarnos.

Sam y Tom se acercaron a la cama y observaron a Carol con ternura. Era una chica delgada y pequeña, con el cabello castaño y largo. Parecía frágil e indefensa.

En ese momento, Carol abrió los ojos lentamente y los miró con confusión y miedo. No reconocía a las personas que estaban frente a ella ni sabía dónde estaba.

-¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde estoy? - preguntó con voz temblorosa.
Sam le sonrió con dulzura y le habló con calma.

-Hola, Carol. No tengas miedo. Somos tus amigos. Te encontramos en la carretera y te trajimos al hospital. Estás a salvo aquí.
Carol frunció el ceño y se alejó un poco de ellos.

-No los conozco. No sé quiénes son.- dijo asustada.

Tom se sintió mal al ver la reacción de Carol. Quiso decirle algo para tranquilizarla, pero no se le ocurrió nada.

Sam se dio cuenta de que ella estaba asustada y desconfiada. Decidió presentarse y presentar a Tom para que se sintiera más cómoda.

-Lo siento, Carol. No queremos asustarte ni molestarte. Solo queremos ayudarte. Me llamo Sam y soy enfermera. Trabajo en este hospital. Y él es Tom, mi amigo. Él es el que te encontró en la carretera y te salvó la vida.

Carol miró a Sam y luego a Tom con curiosidad. No recordaba nada de lo que le decían, pero algo en sus rostros le hizo sentir un poco de confianza.

-¿Me… me salvaron la vida? - preguntó con voz débil.

-Sí, así es - dijo Sam - Estabas desorientada cuando te vimos. Te trajimos aquí para que te curaran.

-¿Y… y qué me pasó? ¿Por qué estaba en la carretera?

-No lo sabemos, Carol. Tú tampoco lo recuerdas. Tienes amnesia.

-¿Amnesia?

-Sí, amnesia. Es una pérdida de memoria causada por un golpe o un trauma. No recuerdas nada de tu pasado ni de quién eres.

Carol se llevó las manos a la cabeza y soltó un sollozo.

-No… no puede ser… ¿Qué voy a hacer? ¿Qué va a ser de mí?

Sam se acercó más a ella y le acarició el brazo con suavidad.

-Tranquila, Carol. No estás sola. Nosotros estamos contigo y te vamos a ayudar. Te vamos a encontrar un lugar donde quedarte mientras recuperas la memoria.
Carol levantó la mirada y vio los ojos compasivos de Sam.

-¿Un lugar donde quedarme?

-Sí, un lugar donde quedarte. Verás, Tom tiene una casa muy bonita y grande. Él te ha ofrecido alojarte allí cuando salgas del hospital. Él te cuidará y te protegerá.

Carol miró a Tom con sorpresa y timidez. Él era un hombre alto y fuerte, con el cabello negro y los ojos azules. Tenía una expresión seria pero amable.

-¿Él me ha ofrecido alojarme en su casa? - repitió Carol.

-Sí, así es - dijo Sam - Él es muy generoso y bondadoso. Él quiere que estés bien y que te sientas cómoda.

Carol no sabía qué decir. No entendía por qué Tom le hacía esa oferta. No lo conocía de nada y no le debía nada. ¿Por qué se preocupaba por ella?

Tom al verla en ese estado, quiso decirle algo para tranquilizarla, pero no se le ocurrió nada. Sam se dio cuenta de que Carol necesitaba tiempo para pensar y decidir. Así que tomó la decisión de darle un poco de espacio y dejarla a solas con Tom.

-Bueno, Carol. Te dejamos un momento para que pienses. No tienes que decidir ahora mismo. Solo queremos que sepas que tienes una opción. Tom te espera fuera cuando estés lista.
Sam le sonrió a Carol y luego a Tom. Luego se levantó y salió de la habitación, cerrando la puerta tras ella.

Carol y Tom se quedaron solos en la habitación, mirándose el uno al otro con incomodidad y curiosidad.

Tom se sentía incómodo al estar a solas con Carol. No sabía qué decirle ni cómo actuar. Pero al mirarla a los ojos, vio algo que lo conmovió. Vio una mezcla de miedo, tristeza y esperanza. Vio a una chica que había sufrido mucho y que buscaba una salida. Vio a una chica que necesitaba un amigo.

Tom sintió un impulso de acercarse a ella y abrazarla. Pero se contuvo. No quería asustarla ni confundirla. Solo quería hablarle con sinceridad y dulzura.

-Carol - dijo Tom con voz suave - Quiero que sepas que no tienes que tener miedo de mí. Yo no te voy a hacer daño ni te voy a pedir nada a cambio. Solo quiero ayudarte. Quiero que estés bien y que recuperes la memoria.

Carol lo escuchó con atención y sintió una punzada en el pecho. No entendía por qué Tom le decía esas cosas. No lo conocía de nada y no le debía nada. ¿Por qué se preocupaba por ella?

-¿Por qué? - preguntó Carol con voz débil - ¿Por qué quieres ayudarme? ¿Qué ganas con eso?

Tom se sorprendió por la pregunta. No sabía cómo responder. No tenía una razón clara ni un objetivo definido. Solo actuaba por instinto y por bondad.

-No lo sé - dijo Tom con honestidad - Supongo que porque me pareces una buena persona y porque me da pena tu situación. No me gusta ver a nadie sufrir ni estar solo.

Ella se quedó pensativa unos segundos, mirando el rostro de Tom. Vio que no mentía ni ocultaba nada. Vio que era sincero y dulce. La pobre muchacha sintió un nudo en la garganta y unas lágrimas en los ojos. También sintió un impulso de acercarse a él y abrazarlo. Pero se contuvo. No quería molestarlo ni incomodarlo. Solo quería agradecerle y aceptar su oferta.

-Gracias - dijo Carol con voz emocionada - Gracias por ser tan bueno conmigo. Gracias por ofrecerme tu casa. Acepto ir contigo cuando salga del hospital.

Tom se alegró al oír sus palabras. Pensó que había tomado la decisión correcta y que todo iba a salir bien.

-De nada - dijo Tom con una sonrisa - Me alegro de que aceptes. Te prometo que te trataré bien y que te haré sentir cómoda.
Tom se levantó de la silla y se dirigió a la puerta. Quería salir de la habitación y darle un poco de espacio a Carol.

Pero antes de darse la vuelta, sintió que alguien le agarraba la manga del abrigo. Volteó la mirada y vio que era Carol, que lo miraba con una expresión de nostalgia y ternura.

-Espera - dijo Carol con voz suave - Hay algo que quiero decirte.

Tom se quedó quieto y la miró con curiosidad. -¿Qué es? - preguntó Tom.
Carol respiró hondo y le dijo lo que recordaba.

-Recuerdo… recuerdo lo primero que me dijiste cuando me encontraste en la carretera - dijo Carol - Me dijiste que me cubriera de la lluvia.

Tom se sorprendió al oír eso. No esperaba que Carol recordara algo tan simple y trivial.

-¿Lo recuerdas? - preguntó Tom.

-Sí, lo recuerdo - dijo Carol - Fue un gesto muy amable de tu parte. Me hiciste sentir que te importaba, aunque no me conocieras.

Carol le sonrió a Tom con dulzura y le apretó la manga con cariño.

-Gracias por eso - dijo Carol - Gracias por todo.

Tom se sintió conmovido por las palabras de Carol. Vio que ella le tenía aprecio y que le agradecía su ayuda. Vio que ella era una chica dulce y agradecida.

Tom sintió un impulso de acercarse a ella y abrazarla. Pero esta vez no se contuvo. Se acercó a la cama y la abrazó con suavidad.

-De nada - dijo Tom al oído - No tienes que agradecerme nada. Yo también te aprecio y te quiero ayudar.

Carol se sorprendió por el abrazo de Tom. No esperaba que él fuera tan afectuoso y cariñoso. No sabía cómo reaccionar ni qué sentir. Pero al sentir su calor y su aroma, se sintió segura y tranquila. Se dejó abrazar por él y le devolvió el abrazo con timidez.

Gracias - repitió Carol en un susurro.

Tom y Carol se quedaron abrazados unos segundos, sintiendo una conexión especial entre ellos. No sabían qué significaba ni qué implicaba. Solo sabían que se sentían bien juntos.

Luego se separaron y se miraron a los ojos con una sonrisa. Se entendieron sin palabras y se dieron cuenta de que habían dado el primer paso hacia una nueva vida.


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